Arte en Myanmar-Las Cuevas de Po Win Taung

Para llegar a las cuevas de Po Win Taung, a 25 kilómetros de Monywa, se tarda una hora en coche. Una excursión completamente recomendable que llevará al viajero a un conjunto de grutas excavadas en la montaña, en cuyo interior hay una impresionante colección de esculturas y pinturas budistas. Las cuevas se construyeron entre el siglo XIV y el XVIII y el conjunto es considerado por los expertos como la colección más rica de pinturas murales e imágenes budistas del Sudeste Asiático.

Hay un total de 800 cuevas agrupadas en varios grupos. Algunas son tan pequeñas que una persona adulta no puede entrar y habrá que conformarse con mirar desde fuera, otras se pueden visitar a la vez por un grupo numeroso. La mayoría tienen por lo menos una escultura de Buda en su interior, y entre ellas hay 35 cuevas con pinturas budistas en distinto estado de conservación, y al menos una docena de cuevas grandes con todas sus paredes y techos decorados con magníficas pinturas. La entrada también es diferente según los grupos de cuevas. En algunas ocasiones surge un agujero en la montaña sin ninguna decoración, otras se ha marcado en la roca una sencilla puerta, y hay otras con grandes esculturas en la puerta, o magníficas decoraciones sobre ella.

Las pinturas son de tema religioso. La mayoría de colores vivos. Representan escenas de la vida birmana y las historias de los Jataka. Las esculturas tienen una gran variedad de tamaños y composiciones, el número de imágenes resulta abrumador. Es como un gigantesco museo de arte budista. Hay pinturas muy bien conservadas que llevan al observador a un mundo ya pasado.

A pesar de su distancia de la ciudad, siempre hay un lento goteo de peregrinos y de turistas. Se anima más durante el Festival Po Win Taung, que se celebra en noviembre en las cuevas, y es el festival más grande del año en Monywa.

Anne-May Chew es una de las personas que ha estudiado con más detalle las cuevas de Po Win Taung. Ella distingue dos estilos en las pinturas, uno más antiguo, relacionado con el del reino de Awa y otro más moderno con claras influencias occidentales. Entre las pinturas aparecen también algunos personajes occidentales y musulmanes. La temática la divide en las escenas tradicionales del budismo, la vida cotidiana y las variadas ornamentaciones.

Las pinturas no solo son una vía para alcanzar mérito, sino que educan a los peregrinos en las vidas pasadas de Buda a la vez que embellecen el lugar donde se le rinde culto. Las pinturas componen los diferentes episodios de una narración, divididas en tiras de unos 30 cm de altura y con un breve texto bajo ellas indicando la situación descrita, forman parte de una descripción que debería contemplarse empezando desde lo alto y leyéndolos de izquierda a derecha, estando separados los diferentes episodios por una línea vertical. 

Estas pinturas constituyen un tesoro que describe como era la vida cotidiana en el Myanmar de la época, pues en ellas están descritas palacios y numerosos edificios, reyes, ministros, guardias y otros personajes, cada uno con las ropas y ornamentaciones que portaban en esos tiempos. Se encuentran además gran cantidad de imágenes de animales reales y de protectores míticos, como los kinnari, mitad persona mitad pájaro, los hamsa, con cuatro crestas en la cabeza y varios cuellos, o los garuda.

La riqueza estética y el valor histórico de las pinturas y esculturas de estas cuevas obliga a incluirlas en todo itinerario que busque conocer la esencia de la cultura de Myanmar.