Las creencias astrológicas están profundamente arraigadas entre los habitantes de Myanmar, y además se han adaptado a las doctrinas budistas integrándose en sus actividades religiosas de tal forma que es bastante normal encontrar en los templos y pagodas de esta religión recintos destinados a la adivinación astrológica y otros al culto a los espíritus de la naturaleza nats.  

La astrología se basa en el convencimiento de que la posición de los planetas puede influir en el destino de las personas. En el caso de Myanmar, esa influencia planetaria se cree que es especialmente importante por la relación entre los movimientos estelares y los fenómenos naturales, la que existe entre las estrellas y el desarrollo de la sociedad, y especialmente la que se da entre los planetas y las personas.

Las relaciones entre los planetas y la naturaleza y la sociedad (y también con el destino de los reyes) han sido muy importantes a lo largo de la historia de Myanmar, y las cortes reales generalmente contaban con astrólogos formados en el conocimiento de la astrología hindú, que mantenidos con gran respeto, echaban los horóscopos de los reyes y practicaban la adivinación para decidir cuáles eran los momentos más auspiciosos para poner en marcha las iniciativas reales.

Para la gente común es mucho más importante conocer cómo la situación de los planetas en el momento de su nacimiento puede influir en los momentos decisivos de su vida: ante el matrimonio, enfermedad, inicio de un viaje, etc., y tomar las medidas oportunas para evitar cualquier desgracia.

A cada persona, en el momento de nacer se le realiza una carta astrológica que relata la influencia de los planetas en ese momento. Una información vital que se debe mantener oculta a la vista de posibles enemigos y que será utilizada posteriormente para ver cómo influyen los astros en las diferentes etapas de la vida.

La integración de la pronosticación astrológica en la doctrina budista se basa en la ley del karma, que asegura que cada persona se reencarnará en otro animal o persona según las acciones realizadas a lo largo de la vida. La adivinación es como una llamada de atención acerca de los peligros a los que la vida presente puede estar conduciendo a una persona, y la modificación de ese destino que parecen anunciar las constelaciones planetarias puede ser llevada a cabo por el individuo al seguir los preceptos budistas.

A nivel práctico las actividades astrológicas se basan en la influencia de los nueve planetas en los individuos. Estos nueve planetas incluyen los siete de la tradición occidental, más Rahu y Katu. Rahu es una línea virtual que aparece cando los planetas se alinean en un eclipse, que suele tener influencias maléficas, y Katu es el rey de los planetas y se sitúa en el centro del universo. Los ocho planetas (menos Katu que está en el centro) se asocian a  los 8 días de la semana birmana, en la que el miércoles está dividido en dos días, a los ocho animales de ese zodiaco, y las ocho direcciones del espacio.

Los nueve planetas de esta forma se corresponden con los 9 nats (espíritus) principales de su religión tradicional y con la Ceremonia de los Nueve Dioses, que se realiza generalmente cuando hay enfermedades en un hogar.

El astrólogo entonces examina el animal bajo el que nació la persona que llegó a consultarle, y avanza por la periferia de la carta astrológica buscando cómo le influencia el momento presente. Nunca se acerca al centro, pues precisamente representa los poderes a los que el ser humano no puede escapar. Ese centro acaba siendo simbolizado también por los principales símbolos budistas que muestran la Rueda Cósmica, especialmente la huella de Buda, en algunos casos decorada con las 108 señales astrológicas, y en último caso con la pagoda y otros elementos que representan a Buda.