Dada la situación central de la ciudad de Burgos su visita se puede combinar con gran cantidad de itinerarios. Nosotros somos partidarios de los viajes tranquilos durante los que el viajero se deja seducir por el ambiente del lugar que visita y va conociendo poco a poco sus atracciones más destacadas, pero somos conscientes que en este mundo de prisas, a veces uno no tiene más remedio que realizar una visita rápida o quedarse sin conocer el destino.

El viajero que solo disponga de un día para visitar esta ciudad le puede sacar el máximo provecho si organiza su visita con atención. Aquí van algunos consejos para disfrutar de un día de vacaciones en Burgos.

Tanto si se parte desde la ciudad de Burgos como si se llega desde una excursión temprana desde Madrid o alguna otra de las ciudades cercanas, se puede sacar gran provecho a una visita de un día en Burgos.

Nuestra propuesta sería visitar en primer lugar la Catedral, entrando como debe ser por el Arco de Santa María, pues es el lugar más impresionante de la ciudad, y uno que merece ya por sí solo el viaje a Burgos. Es una catedral de estilo gótico construida en el siglo XIII, inspirada en Notre Dame de París y otras catedrales francesas. Su tamaño es majestuoso y las diferentes capillas que se abren a sus lados son unos conjuntos de obras de arte que merecería cada una de ellas un día entero para ser disfrutadas en su justa medida. En realidad, para la mayoría de los viajeros, una visita de 2 horas a la catedral incluyendo las capillas y los museos sería suficiente. Eso significaría dedicarla gran parte de la mañana.

Aunque pueda parecer más conveniente continuar la visita por las otras tres grandes iglesias situadas alrededor de la catedral, consideramos que puede ser más interesante dejar descansar un poco a nuestro cerebro de tanta belleza y alejarnos hacia el campo en dirección al Convento de Miraflores. Para el viajero que esté pensando cual de los dos grandes monasterios de los alrededores de Burgos conocer, el Monasterio de las Huelgas o la Cartuja de Miraflores. Nosotros recomendamos sin dudas la Cartuja de Miraflores. Puede que el Monasterio de las Huelgas tenga más valor histórico y arquitectónico, pero su visita está excesivamente controlada y el viajero se encuentra haciendo colas continuamente y sin tiempo para disfrutar de sus tesoros. En la Cartuja de Miraflores, por el contrario, una vez que se han recibido las instrucciones básicas para realizar la visita, se puede permanecer en el interior con total tranquilidad dedicando el tiempo necesario para cada una de sus elementos. Algunos viajeros disfrutarán del magnífico retablo, otros de las obras expuestas en el museo, aunque para los otros tal vez el lugar más impresionante sea la capilla dedicada a la Virgen de Miraflores, completamente decorada con frescos tanto las paredes como los techos.

Si se tiene previsto abandonar la ciudad antes de la noche habrá que volver a comer aunque sea de tapas al barrio antiguo, especialmente a conocer los interesantes bares de la calle de San Lorenzo. Pero si se va a tener ese tiempo de la noche para conocer las zonas de tapas, una propuesta interesante sería ir volviendo hacia la ciudad paseando. Bajando desde la Cartuja de Miraflores hacia el río hay un par de restaurantes interesantes en un ambiente puramente rural, donde el viajero liberará su mente de la belleza de estos monumentos y la preparará para la jornada de tarde.

Por la tarde sugerimos al viajero que se dirija directamente a las 3 grandes iglesias, debemos recordar que hay una entrada conjunta para la catedral y estás iglesias que solo cuesta 9 €, así como que el martes la visita es gratis. Estas tres grandes iglesias combinan los aspectos más bellos de los otros templos que se pueden encontrar en la ciudad. En nuestra opinión se debe dedicar un tiempo relativamente corto a la Iglesia de San Nicolás y a la de San Gil, y en cambio disfrutar de cada uno de los detalles de los magníficos retablos expuestos en la Iglesia de San Esteban.

Desde esta iglesia se puede subir al Castillo, es apenas un paseo de 5 o 10 minutos. Durante la subida hay algunos miradores qué proporcionan perspectivas originales de la ciudad y el campo al fondo, y desde las torres restauradas del castillo también se puede disfrutar de algunas de las mejores vistas de Burgos. Detrás del castillo también hay un pequeño bosque, que se sugiere sea explorado por los amantes de la naturaleza.

Al acabar las visitas tras un breve descanso tal vez en la Plaza Mayor ante una cerveza o un café, el viajero debe prepararse para el plan de la noche. Si bien hay algunos restaurantes con cocina de gran calidad, enseguida descubrirá que la actividad favorita de la población local es ir visitando diferentes bares picoteando algunas tapas en cada uno de ellos. por lo tanto no le quedará más remedio que recorrer la calle de San Lorenzo arriba y abajo, así como las calles paralelas y perpendiculares a está e ir probando las diferentes tapas de estos restaurantes.