La comunicación hacia el oeste desde la Puerta del Sol hasta el Paseo del Prado, la calle con mayor concentración de obras de arte de nuestro planeta se puede realizar de varias formas. La más sencilla sería bajar por Alcalá hasta Cibeles, y desde Cibeles pasear por el Paseo del Prado hasta el Museo del mismo nombre. También se puede ir por la Carrera de San Jerónimo, o por las estrechas calles del Barrio de las Letras. Como de la calle de Alcalá y del Barrio de las letras se hablará más adelante, aquí nos centramos en las atracciones que salen al paso en la Carrera de San Jerónimo.

            La salida de Sol hacia Canalejas era un recorrido a evitar por los numerosos autobuses que lo recorrían. Hoy con la remodelación de la zona, los cambios en las paradas de autobuses y la transformación del antiguo edificio del Banco Hispano Americano en un gran centro turístico con un hotel de cinco estrellas y un gran centro comercial, van a convertir a este tramo de la calle uno de los más elegantes. No obstante siempre ha sido una parada obligada para los aficionados a la gastronomía Casa Lhardy (en el número 8), no solo uno de los más antiguos y mejores restaurantes de Madrid, sino que cuenta una pequeña barra-tienda en la planta baja para probar algunas de sus especialidades.

            Este conduce a la  Plaza de Canalejas los dos bellos edificios de su parte oriental, el Edificio Meneses y la Casa de Allende, ambos construidos a principios del siglo XX en un estilo que evoca al que se desarrolló en la Gran Vía, comparten la manzana que queda entre la calle Príncipe y la Carrera. El primero está en la esquina con Príncipe, destaca su templete, con unas columnas que parecen continuar con las de la fachada dando una impresión de mayor altura. El Edificio Meneses recalcaba su aspecto monumental con las esculturas que decoran su parte frontal. En la casa de Allende destacaba el ladrillo rojo, que formaba formas caprichosas alrededor de las ventanas en los pisos superiores, hoy muy descolorido, y un mirador de madera que recuerda las construcciones de Cantabria, único en Madrid y un remate cerámico obra de Daniel Zuloaga. Menos importante en la historia de la arquitectura de la ciudad es el estirado edificio modernista que aparee entre las calles Príncipe y Cruz.

            Se puede seguir bajando por la calle, pasando por el Teatro Reina Victoria, y el Palacio del Marqués de Miraflores, construido originalmente en el siglo XVIII y que tras una serie de reformas y vicisitudes es la sede actual de Casa Asia.  

Un poco más abajo se llega a la Plaza de las Cortes, donde se encuentra el Congreso de los Diputados (Cortes) y frente a él el Hotel Palace.

El Palacio del Congreso de los Diputados es obra de Narciso Pascual y Colomer, que inició su construcción entre 1843 y 1850 tras ganar el concurso convocado por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

De estilo neoclásico, el edificio. La nota predominante es su simetría en torno al salón de sesiones, que se hizo en forma de herradura por lo que recibe el hombre de hemiciclo. En el exterior, destaca la fila de seis columnas de estilo corintio y de altura equivalente a dos plantas en el pórtico, al que se accede por una gran escalinata. A los lados de esta escalinata tenemos los famosos dos leones esculpidos en bronce por Ponciano Ponzano. Según se cuenta en una inscripción colocada al pie de los leones, el material para las esculturas proviene de cañones tomados al enemigo en la guerra de África en 1860.

Las columnas sostienen un frontón triangular decorado por un bajorrelieve en mármol de Carrara, obra también de Ponzano. Este conjunto escultórico representa a España abrazando la Constitución, acompañada de otras figuras alegóricas.

El final de la calle es la esquina del Museo Thyssen-Bornemisza. Cruzando el Paseo del Prado se llegaría a la Iglesia de los Jerónimos, que en su tiempo dio el nombre a esta calle.