Núremberg, la gran ciudad medieval

Núremberg es la mayor ciudad de Franconia y su centro económico, social y cultural. Situada a orillas del río Pegnitz y del canal Meno-Danubio, es una de las paradas favoritas de los viajeros que visitan Alemania, y especialmente de los que realizan un crucero por sus ríos principales.  Tiene una población de medio millón de habitantes, y en su época dorada durante el siglo XVI, fue el hogar de personajes como Alberto Durero.  Famosa especialmente por haber sido la sede de los juicios contra los principales criminales de guerra nazis, ha conseguido conservar gran parte de su encanto medieval. Pues cuenta con un imponente castillo imperial, varios castillos menores, calles y mansiones medievales, y algunas iglesias antiguas, todo ello rodeado por una muralla de 5 km perfectamente conservada.

Mencionada por primera vez en un documento que data del año 1050 la ciudad creció alrededor del castillo, que al principio estaba dominado por los nobles locales y pasó a manos de los Hohenzollern. Durante la época moderna Núremberg se convirtió en un centro de arte, manufactura y comercio. Sin embargo, la aparición del comercio transatlántico (para el que Núremberg estaba mal posicionada al estar en el interior) y las ruinosas guerras con otras potencias regionales provocaron su declive.  Volvió a tomar importancia a los inicios de la revolución industrial y fue aquí donde comenzó a funcionar el primer ferrocarril de Alemania en 1835. Núremberg también se convirtió en uno de los primeros bastiones del movimiento obrero, y posteriormente una de las ciudades favoritas para las exhibiciones nacionales de los nazis. Por ello, Núremberg fue el objetivo de numerosos bombardeos aliados y después de la guerra del gran juicio contra los criminales nazis.

La ciudad antigua está rodeada por una enorme muralla de 5 km de longitud, con cinco puertas. Desde el siglo XIII hasta el XVI se reforzaron continuamente, y ayudaron a la ciudad a resistir todos los ataques durante las guerras. A su alrededor queda un foso de unos 2 km en el lado sur. La ciudad está dividida por el río Pegnitz. La mitad norte, Sebalder, es la más interesante, dominada por el Castillo Imperial, cuenta con las calles y construcciones más interesantes, la mitad sur, Lorenzer Altstadt, se agrupa en torno a la Iglesia de San  Lorenzo. Varios puentes pequeños y encantadores cruzan el río.

Recomiendo concentrar la visita en la parte norte de la ciudad, pues está llena de contrastes, rincones inolvidables y paisajes urbanos únicos. La visita debe comenzar con el Castillo Imperial, la fortificación que domina el casco antiguo desde la parte más alta de su esquina noroeste. En realidad se trata de tres entidades separadas, con murallas y puertas interiores construidas para proteger cada uno de esos centros de poder. Los edificios del castillo están dominados por la Torre Sinwell «perfectamente redonda».

Al este se encuentra el Castillo del Burgrave, del que se puede visitar la Torre Pentagonal y la Capilla Walburgis. El Burgrave era un gobernante hereditario de la ciudad. Tenía amplios poderes sobre la justicia, los impuestos, el comercio, etc., pero éstos entraban en conflicto con los poderes del emperador y de la creciente ciudad, por lo que eran inevitables las disputas. También en el este se encuentran los edificios erigidos por la propia ciudad. La Luginsland (torre de vigilancia) se construyó para espiar el castillo del Burgrave. Al lado, las Caballerizas Imperiales eran el granero de maíz de la ciudad; ahora son un albergue juvenil. Todos el complejo de gobierno está rodeado por bellos jardines de acceso gratuito. 7

Delante del castillo se encuentra el principal conjunto de casas antiguas, algunas de las más bellas concentradas alrededor de la plaza Tiergärtnerplatz. La calle Fuell, con sus casas de arenisca, es una típica calle de comerciantes. Los artesanos vivían en casas con entramado de madera, muchas de las cuales han sido restauradas en la Weissgerbergasse, y en las calles Obere y Untere Kraemersgasse. Cerca de está última se encuentra la casa de Alberto Durero, que se menciona a continuación. No se debe abandonar la ciudad antigua sin conocer la Iglesia de San Sebaldo y al antiguo ayuntamiento, que sigue siendo un edificio en funcionamiento. De estilo románico del siglo XIII, con muchos añadidos posteriores de estilo gótico y barroco, y que ahora forma parte de la iglesia evangélica o luterana de Alemania.

En la parte sur, la llamada Lorenzer Altstadt, los principales lugares de interés de son la Iglesia de San Lorenzo, del siglo XV, cuyo interior está dominado por el Tabernáculo de 18 metros de altura, y el exterior por una aguja gótica realizada hacia 1493 por Adam Kraft, con él mismo como una de las tres figuras que la sostienen.

En esta zona está también el Museo nacional. Uno de los mayores museos de arte y artesanía de los países de habla alemana, con una colección que abarca desde objetos prehistóricos hasta arte del siglo XX. Hay que dedicar al menos medio día.